Vale más la buena fama que las muchas riquezas,
y más que oro y plata, la buena reputación.
El rico y el pobre tienen esto en común:
a ambos los ha creado el Señor.
El prudente ve el peligro y lo evita;
el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias.
Recompensa de la humildad y del temor del Señor
son las riquezas, la honra y la vida.
Espinas y trampas hay en la senda de los impíos,
pero el que cuida su vida se aleja de ellas.
Instruye al niño en el camino correcto,
y aun en su vejez no lo abandonará.
Proverbios 22:1-6 (NVI)
La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI®
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