Hijo mío, presta atención y sé sabio;
mantén tu corazón en el camino recto.
No te juntes con los que beben mucho vino,
ni con los que se hartan de carne,
pues borrachos y glotones, por su indolencia,
acaban harapientos y en la pobreza.
Escucha a tu padre, que te engendró,
y no desprecies a tu madre cuando sea anciana.
Adquiere la verdad y la sabiduría,
la disciplina y el discernimiento,
¡y no los vendas!
El padre del justo experimenta gran regocijo;
quien tiene un hijo sabio se solaza en él.
¡Que se alegren tu padre y tu madre!
¡Que se regocije la que te dio la vida!
Dame, hijo mío, tu corazón
y no pierdas de vista mis caminos.
Porque fosa profunda es la prostituta,
y estrecho pozo, la mujer ajena.
Se pone al acecho, como un bandido,
y multiplica la infidelidad de los hombres.
Proverbios 23:19-28 (NVI)
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