En ti, Señor, me he refugiado;
jamás me dejes quedar en vergüenza.
Por tu justicia, rescátame y líbrame;
dígnate escucharme, y sálvame.
Sé tú mi roca de refugio
adonde pueda yo siempre acudir;
da la orden de salvarme,
porque tú eres mi roca, mi fortaleza.
Líbrame, Dios mío, de manos de los impíos,
del poder de los malvados y violentos.
Tú, Soberano Señor, has sido mi esperanza;
en ti he confiado desde mi juventud.
De ti he dependido desde que nací;
del vientre materno me hiciste nacer.
¡Por siempre te alabaré!
Para muchos, soy motivo de asombro,
pero tú eres mi refugio inconmovible.
Mi boca rebosa de alabanzas a tu nombre,
y todo el día proclama tu grandeza.
Salmo 71:1-8 (NVI)
La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI®
Derechos de Autor © 1999 por Biblica, Inc.®
Escritura citada con permiso. Todos los derechos reservados en todo el mundo.
Derechos de Autor © 1999 por Biblica, Inc.®
Escritura citada con permiso. Todos los derechos reservados en todo el mundo.