La muerte golpea las puertas de un hogar cuando no se lo espera, es el enemigo más seguro del ser humano.
El cristiano verdadero ha vencido la muerte por medio de Jesucristo. Cuando creemos en Él, Cristo nos da victoria sobre la muerte. En Juan 11 dice: “Jesús dijo: Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mi aunque esté muerto vivirá; y todo aquel que vive y cree en mí no morirá eternamente”. Jesucristo, cuando entra en nuestro corazón, nos da victoria sobre la muerte.
El alma y el espíritu no mueren, tenemos vida eterna y esa es la victoria que Cristo da. El predicador Moody solía decir: “Un día de estos ustedes van a leer en los periódicos que Moody ha muerto, no lo crean, en ese día yo estaré más vivo que nunca”. Y unos momentos antes de partir con Cristo dijo: “La tierra se aleja, el cielo se acerca y voy a estar con el Señor”.
Cuando una persona cree en Cristo y se transforma en un cristiano verdadero, Cristo le da paz. La paz viene como consecuencia de tener la conciencia limpia de todo pecado, saber que estamos reconciliados con Dios, la paz viene como resultado de saber que tenemos victoria sobre la muerte, y el resultado de todo esto es PAZ. ¡Que hermoso es tener la paz de Dios en el corazón! La humanidad no tiene la paz de Dios y cree que la falta de paz es fruto de un mal matrimonio, o producto de la política, pero no es así.
En Juan 14 Jesús dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da, no se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”. Deje de buscar paz y descanse, crea que Jesucristo es el Hijo de Dios que vino al mundo para salvarle a usted; crea que le perdona sus pecados, le da un corazón nuevo, le reconcilia con Dios, le da victoria sobre la muerte. La paz de Cristo es sentirse perdonado, amado, sentir realmente que “Cristo vive en mí” conforme dice la Biblia.
¿Qué paz puede dar el mundo? ¿Cuánto puede durar?, en cambio, la paz de Jesús es eterna.
