¿Vives en la oscuridad?

Este mensaje lleva en su título una pregunta simple: “¿Vives en la oscuridad?” Antes de apresurarte a contestar, sería recomendable que conocieras el significado de esta palabra. Según la Real Academia Española, la oscuridad es la "Falta de luz para percibir las cosas". Si observas bien, la oscuridad no existe en sí misma, es únicamente la evidencia de que la luz no está presente.

En mi país (República Dominicana) y en muchos países más en Latinoamérica, suele suceder que la energía eléctrica se va por horas y horas y nos acostumbramos a estar a oscuras. Y uno de los problemas serios de esto es que no nos damos cuenta de cómo son las cosas en realidad. Tememos ante el más mínimo movimiento porque no sabemos qué está detrás de él, no podemos distinguir si algo está limpio o sucio y, en ocasiones, es difícil reconocer a simple vista el lugar en que nos encontramos.

La tendencia de nuestro corazón es estar a oscuras, pecar y esconder o justificar su pecado, al punto de que hay muchos pecados que cometemos incluso sin darnos cuenta. El asunto es que no se queda en nuestro corazón, sino que traspasa a lo que decimos, hacemos y la manera en que vivimos, y todo esto revela únicamente una cosa: ¡la ausencia de luz en nuestras vidas!

La Buena Noticia es que si has reconocido esa oscuridad y has creído en Jesucristo como el único capaz de traer luz a tu vida, esto es verdad sobre ti:

“Porque antes erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de la luz”, Efesios 5:8

Este versículo, por corto que parezca, habla de 3 cosas importantes: lo que éramos antes (tinieblas), lo que somos ahora en el Señor (luz) y, dadas estas dos primeras verdades, un mandato: andad como hijos de luz. ¡Compórtense como lo que son!

Para “andar como hijas de luz”, el Señor nos ha dejado primero Su Palabra para que continuamente ilumine nuestro camino y al Espíritu Santo que la hace viva en nosotras… En palabras del Salmista:

“Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino”, Salmo 119:105

¿Sabías que si hubieras vivido unos cientos de años atrás, habría sido prácticamente imposible que tuvieras las Escrituras en tus manos y que supieras que ella es suficiente para todo lo que tiene que ver con vivir como el Señor nos manda?

Nuestra lámpara estaba oculta tras las tinieblas de las tradiciones no bíblicas que impedían que el pueblo común tuviera acceso a las Escrituras. Por eso vivían engañados sobre el verdadero significado del Evangelio e incluso debían pagar dinero por el perdón de sus pecados.

Todo este gran paréntesis histórico no es más que un intento de recordarnos que ¡no tenemos por qué vivir en la oscuridad! ¡Tenemos acceso libre a la Palabra de Dios y al trono celestial para venir arrepentidas y comenzar a caminar en luz! Pero no nos engañemos, el mero hecho de “tener algo” no significa nada si no lo usamos; vivimos en oscuridad si no leemos nuestra Biblia, si no oramos y si no aplicamos lo que dice.

Quizás te has dado cuenta de que vives en oscuridad porque no has dejado que la luz del Evangelio entre a tu vida y elimine toda la oscuridad del pecado, o porque eres una hija de Dios pero no lees ni vives Su Palabra. ¡Ahora es el momento ideal para encender la luz!

¿Vives en la oscuridad? Llenemos nuestros corazones juntas de la Luz de la Palabra comprometiéndonos a leerla, a meditarla y a aplicarla. En mi país, cuando la electricidad llega se escuchan los gritos de la gente en la calle diciendo: “¡Llegó la luz!” Si la LUZ ha llegado a tu vida celebremos juntas.

Por Clara Nathalie Sánchez Díaz

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