“¿Alguna vez en tu vida has mandado a la mañana, y hecho conocer al alba su lugar” , Job 38:12
Necesitamos que Dios nos haga esta pregunta cada vez que nos olvidamos de que Él es Dios y no nosotras. Es tan fácil irnos deslizando hacia un espíritu orgulloso; tan fácil proteger nuestros pequeños reinos y pensar, “lo tengo todo bajo control y si los demás se ajustaran a mí, ¡las cosas funcionarían mucho mejor!”
Cuando tratamos de enfrentarnos a Dios y cuando lo retamos con la injusticia de nuestra situación, podemos convertirnos en niños malcriados, acusando a gritos a un padre que nos cuida: “¿por qué hiciste eso?” Aunque Job no estaba gritándole a Dios y aunque no hizo pataletas y parecía ser paciente, en su corazón estaba acusando a Dios de ser injusto con él. Así que Dios, con una descarga de más de 80 preguntas, procede a mover a Job de la posición retadora en la que se encontraba a una posición mucho más humilde, de enmudecimiento.
Si no somos cuidadosas, nuestro dolor y nuestras heridas pueden infectarse con el resentimiento y la autocompasión. Movidas por nuestro dolor pudiéramos atacar a Dios con acusaciones tales como “¿Por qué?” Nos permitimos a nosotras mismas olvidarnos de la verdad de Su Palabra —del hecho de que Él nos cuida y nunca nos dejará ni nos desamparará, de que Él desea consolarnos en nuestra aflicción —y en lugar de ello nos levantamos como su acusador. Es ahí cuando necesitamos escucharle preguntar: “¿Alguna vez en tu vida has mandado a la mañana, y hecho conocer al alba su lugar?”
Tenemos que recordarnos a nosotras mismas de manera regular: “Aunque crea que estoy en lo correcto y que tengo todas las respuestas, ¡no hice que el sol saliera esta mañana! Él es Dios; ¡yo no!”
Tómate un tiempo para reflexionar
No siempre podemos darnos cuenta cuando nuestra ira y nuestra autocompasión se convierten en acusaciones en contra de la justicia de Dios o cuando estamos tratando de ser nuestro propio “dios” al luchar por tener el control. Algunas veces una pregunta franca puede sacudirnos y hacernos volver a la realidad.
- ¿Estás luchando con ira y amargura contra Dios debido a las circunstancias que atraviesas en tu vida?
- ¿Ves a Dios no solo como Soberano, sino también como Bueno?
- ¿Demuestra tu vida que te has rendido ante el control de Dios?
- Lee y ora sobre el texto de Job 38. ¿Qué puedes observar en este capítulo sobre Dios que pueda relacionarse a alguna situación por la que estés atravesando actualmente?