“Porque el que te hizo es tu esposo; su nombre es el Señor Todopoderoso. Tu Redentor es el Santo de Israel; ¡Dios de toda la tierra es su nombre! El Señor te llamará como a esposa abandonada; como a mujer angustiada de espíritu, como a esposa que se casó joven tan solo para ser rechazada dice tu Dios—. Te abandoné por un instante, pero con profunda compasión, volveré a unirme contigo.” – Isaías 54: 5-7 NVI
“El Señor mismo instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar.” – Isaías 54: 13 NVI
“El nacimiento de Jesús, el Cristo, fue así: Su madre, María, estaba comprometida para casarse con José, pero antes de unirse a él, resultó que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. Como José, su esposo, era un hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, resolvió divorciarse de ella en secreto. Pero cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con nosotros»). Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a María por esposa. Pero no tuvo relaciones conyugales con ella hasta que dio a luz un hijo, a quien le puso por nombre Jesús.” – Mateo 1: 18-25 NVI
“Si en una ciudad se encuentra casualmente un hombre con una joven virgen, ya comprometida para casarse, y se acuesta con ella, 24 llevarán a ambos a la puerta de la ciudad y los apedrearán hasta matarlos; a la joven, por no gritar pidiendo ayuda a los de la ciudad, y al hombre, por deshonrar a la prometida de su prójimo. Así extirparás el mal que haya en medio de ti.” – Deuteronomio 22: 23-24 NVI
Después de escuchar el devocional, medita en los siguientes puntos:
Esta mañana me levanté pensando...
… en una frase que un día llegó a mi corazón y que poco a poco se convirtió en un principio de vida: “El que quiere obedecer busca la forma”.
1. En la vida siempre tenemos algo que le pone restricciones a la obediencia inmediata y nosotros nos hemos vuelto expertos en colocar condiciones para obedecer. José, el padre adoptivo que Dios escogió para que cuidara y guiara a Jesús en la tierra, sin duda alguna es un ejemplo de obediencia para todos nosotros hoy.
2. José siempre pensaba antes de actuar, fue un hombre que nunca juzgó a la carrera. Su comportamiento nos enseña a ser hombres y mujeres que no sacan conclusiones sin tener argumentos válidos para hacerlo, y que no importan las circunstancias siempre debemos mantener calma y control de nuestras emociones.
3. Cualquiera podría calificar a José como una persona de carácter débil, pero la Biblia lo resalta como un hombre justo. Su obediencia a Dios lo hizo actuar de manera sabia, por eso guardo el corazón de las personas que tenía a su alrededor. Necesitamos aprender que, aunque nuestros familiares se equivoquen, debemos esperar, reflexionar y buscar juntos una mejor manera para hacer las cosas.
4. José necesitó ser obediente para tomar una decisión. Era una situación incómoda para todos, se fue a su habitación y en medio de su confusión resolvió divorciarse de María en secreto; sin embargo, José actúo con madurez espiritual al escuchar de manera obediente lo que le había dicho el ángel.
5. Dios siempre va a hablar con todos aquellos que en obediencia se tomen un tiempo para reflexionar en oración y buscar la dirección correcta. Él nunca guardará silencio y estará siempre presto a responder todo aquello que le preguntes; si Dios calla, más allá de no querer responder, simplemente está esperando que en nuestra quietud y silencio nos demos cuenta de algo que ya nos dijo y que no nos repetirá.