“Me guías con tu consejo, y más tarde me acogerás en gloria. ¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra” – Salmos 73:24-25
Las recesiones y los desastres naturales son un recordatorio de lo rápido que puede perderse el dinero de la gente y sus posesiones.
El miedo lleva a las personas a que se aferren a lo que tienen. El joven rico estaba tan apegado a su dinero y posesiones que perdió la oportunidad de seguir a Cristo (Marcos 10:17-22 NVI).
Las intenciones iniciales de este joven parecen ser buenas. Se cayó de rodillas ante Jesús y le preguntó: "Maestro bueno... ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?"
La Biblia dice que "Jesús lo miró con amor." Pero el joven "se desanimó y se fue triste" cuando el Señor dijo: "Anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme".
Considere la magnitud de esas últimas cuatro palabras: "Luego ven y sígueme." En el proceso de aferrarse a todo, este joven lo perdió todo.
Dios no llama a todos a entregar todas sus riquezas, pero sí nos prueba a ver si seremos fieles a Él.
Abra las manos y deje ir todo lo que crea que es suyo. Todo le pertenece a Dios. Un puño cerrado fuertemente es una prueba de que amas las cosas más que a Él.
Lectura Bíblica Diaria:
2 Samuel 7
1 Crónicas 17
Salmo 105