Todas somos necesarias

“Antes bien, los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios”, 1 Corintios 12:22

El equilibrio en el funcionamiento del cuerpo humano es tan delicado que basta un pequeño daño en alguna parte del mismo y todo cambia, nada sigue igual hasta ser solucionado, si es que tiene solución.

No puede moverse el cuerpo si uno de sus pies está lastimado. No importa que sea una pequeña rotura en un hueso o que un ligamento o un nervio se afecte, lo cierto es que ese pie no podrá seguir funcionando como antes lo hacía. Y esto no solo afectará al pie, afectará a todo el cuerpo. En el funcionamiento del cuerpo, el apóstol Pablo señala algunas características que hacen mucho bien estudiarlas para poder aplicarlas a nuestra vida dentro del cuerpo de Cristo, la iglesia.

1- El cuerpo está compuesto de muchos miembros (1 Corintios 12:14).

2- Las diferencias entre los miembros del cuerpo no hacen que dejen de ser parte del cuerpo (1 Corintios 12:15-16).

3- Cada miembro tiene su función diferente a otro miembro (1 Corintios 12:17).

4- Cada miembro ha sido colocado por Dios (1 Corintios 12:18).

5- El valor que tiene cada miembro y la importancia de su función, no debe pues apreciarse por lo que hace, ¡No!  Los miembros del cuerpo se aprecian, se valorizan, porque son miembros, sin importar que función realicen (1 Corintios 12:23-24).

La iglesia, como cuerpo de Cristo, tiene esta misma realidad; está compuesta por muchos miembros, diferentes todos, y con diferentes funciones, y éstas diferencias no les hacen dejar de ser parte del cuerpo, sino más bien los hacen ser el cuerpo mismo. Cada miembro de la iglesia tiene su valor, no en lo que hace, sino en lo que es.

Todos son necesarios, todos son importantes: "Antes bien, los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios". ¿Por qué? Porque Dios quiso que no hubiera "desavenencia en el cuerpo de Cristo sino que todos se preocupen los unos por los otros" (1 Corintios 12:25).

Todos somos necesarios, por lo que todos debemos realizar la función que Dios ha determinado que debemos hacer. No debemos fijarnos si somos pie o mano, ojo o nariz. Debemos de siempre mantener la unidad del Espíritu (Efesios 4:3), porque lo importante no es lo que somos o lo que hacemos, lo importante es que somos parte en el cuerpo de Cristo y todas somos necesarias.

Oración: Nuestro buen Dios y Padre, gracias te damos porque somos parte del cuerpo de Cristo que es la iglesia, permite que podamos entender qué función debemos de realizar como parte del mismo, permite que podamos mantenernos en paz unidas todas. Que entendamos que el verdadero valor de nuestro trabajo descansa no en lo que hacemos, sino en lo que somos y por eso desempeñamos una función. Danos alegría al servirte y sencillez de corazón, en el nombre de Cristo Jesús te lo pedimos, amén.  

Por Rosa Glennys Rodríguez 

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