Consagrados a Dios

Leer Salmo 62:1, 2

Al ser salvos por la fe en Cristo, expresamos nuestro amor y gratitud mediante nuestra consagración a Él. El estudio regular de la Biblia y la oración serán parte integral de nuestra vida diaria. Además, nuestra consagración al Señor se evidenciará por nuestra pasión de obedecerlo y por nuestro espíritu de humildad y servicio.

Obediencia. David buscaba siempre obedecer a Dios. Siendo un joven pastor, se ocupaba fielmente de los animales de su padre. Siendo rey, puso de lado su deseo de construir el templo y dejó que Salomón lo hiciera, tal como Dios lo había ordenado. Aunque David no vivió de manera perfecta, su deseo era hacer lo que el Señor le pidiera. Vemos por las palabras de Jesús en Juan 14:15 que la obediencia debe ser también nuestra prioridad absoluta. Él dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”.

Humildad. Después de que David mató a Goliat, la multitud lo alabó a gritos. Sin embargo, no se volvió orgulloso, sino que siguió al servicio del rey Saúl y esperó que Dios lo convirtiera en el gobernante de Israel. Pero aun siendo rey, se mantuvo humilde. Sabía que lo que había logrado era por lo que había hecho Dios, no él (2 Samuel 7:18).

Servicio. Ya fuera como un humilde pastor o un poderoso rey, la meta de David era obedecer a Dios y servirle. Este hombre consagrado al Señor buscaba conocer y hacer la voluntad del Padre Celestial.

Las acciones de David reflejaban su humilde actitud de siervo y su anhelo de agradar a su Padre celestial. Dé usted también los pasos necesarios para vivir consagrado al Señor Jesús.

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