Pasaje Bíblico: No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” – Romanos 12:2
La mente es el vehículo a través del cual los pensamientos y las ideas se convierten en emociones, creencias y acciones. Todos los días escuchas cosas que intentan influir en la forma en que te ves a ti mismo y a tu propia vida. La publicidad te dice que necesitas constantemente algo más grande y mejor para ser feliz. La gente te dice quién eres y qué debes hacer basándose únicamente en sus perspectivas limitadas. También tienes un enemigo muy real que te odia y trabaja siempre para convencerte de que no vales lo suficiente para que te amen, no eres bueno para nada y nunca lo serás.
Pero Dios, debido a su increíble amor por ti te ha dado el Espíritu Santo y su palabra. Te ha dado la capacidad de renovar tu mente para conocer la verdad acerca de cómo te ve Dios y lo que siente por ti, la verdad de quién eres realmente. Todos los días tienes la oportunidad de experimentar la necesaria renovación de tus emociones, perspectivas y creencias. Todos los días Dios anhela mostrarte la verdad de tu identidad a través de su palabra y Espíritu. Por lo tanto, analicemos hoy el poder de renovar nuestras mentes y cómo podemos experimentar constantemente dicha renovación.
Romanos 12:1-2 dice: “Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta”. Cuando renovamos nuestras mentes nos presentamos a Dios como una adoración. Adoras a Dios cuando eliges creer su palabra en lugar de creer las palabras de otros. Amas a Dios cuando confías en él por sobre tus sentimientos y tu perspectiva limitada. Y cuando renuevas tu mente, ya no te conformas más al mundo con su destrucción y mentiras. Dios se opone venciendo a las mentiras del mundo y en un marcado contraste renueva tu mente con la verdad.
Romanos 8: 5-6 ilustra aún más el punto: “Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz”. Cuando pones tu mente en el Espíritu comienzas a experimentar verdadera vida en tus pensamientos. Tu forma de pensar se transformará pasando de ser negativa y destructiva a positiva, y responderá al amor y a la ilimitada gracia de Dios. Aquello que elijas para confiar y creer afectará cada área de tu vida, ya sea para bien o para mal.
Entonces, a la luz de las increíbles promesas de la palabra de Dios, ¿cómo puedes experimentar el fruto de renovar tu mente? ¿Cómo puedes poner continuamente tu mente en las cosas del Espíritu? En primer lugar tienes que hacer tiempo para abrir tu mente y tu corazón a la Biblia todos los días. El mejor momento para experimentar la renovación en tu mente ocurre cuando recién te levantas por la mañana. Cada día puedes sentar las bases de lo que vas a creer y de cómo vas a pensar durante el resto de esa jornada.
En segundo lugar, tienes que leer la Biblia mientras escuchas al Espíritu Santo. La palabra cobrará vida cuando pases tiempo leyéndola con la guía y la enseñanza del Espíritu. En Juan 14: 16-17, Jesús dice: “Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes”. Pasa tiempo permitiendo que tu Ayudante, el Espíritu de verdad, revele las formas en que desea aplicar las Escrituras a tu vida. Pídele al Espíritu Santo que sea tu maestro y tu lectura.
En tercer lugar, tienes que vivir en obediencia a la palabra de Dios. La Biblia no es meramente histórica, sino que es un libro lleno de verdad práctica y aplicable, que tiene la capacidad de cambiar tu vida. Cuando abres tu corazón a la palabra de Dios y eliges creerla, experimentarás la transformación. Cuando obedezcas los mandamientos de Dios, éstos producirán un fruto increíble en tu vida. La palabra de Dios está orientada a dirigirte hacia la vida abundante que él ha planeado para ti. Ten fe en las palabras de la Biblia y elige creer las promesas de Dios.
Por último, debes verte a ti mismo a la luz de la palabra de Dios. Tienes la opción de creerle a Dios o no. La Biblia dice cosas increíbles sobre tu identidad en Cristo: “Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios”. (2 Corintios 5:21). La Biblia dice que eres hijo de Dios, que vales lo suficiente para que Cristo haya muerto por ti y que estás libre de la esclavitud del pecado y del mundo. Estas son promesas poderosas. Pero para que experimentes la plenitud de lo que dice la Biblia, debes renovar tu forma de pensar para que ésta sea como la de Dios. Pablo dice que “tenemos la mente de Cristo” como personas nacidas del Espíritu (1 Corintios 2:16). Así que pon tu mente todos los días en las cosas de Dios. Lee la Biblia con la ayuda del Espíritu, camina en obediencia a la palabra de Dios y mírate a ti mismo como lo hace Dios. Si haces estas cosas diariamente, toda tu visión de la vida será de alegría, propósito, y abundancia.
¿En qué necesitas renovar tu mente hoy? ¿Qué área de tu vida parece estar plagada de negatividad, inseguridad o ira? Pasa tiempo leyendo la palabra de Dios con el Espíritu Santo. Recibe la revelación de parte del mismo Dios que escribió esa palabra que estás leyendo. Medita en las palabras que se destacan para ti y permíteles que cambien la forma en la que piensas, sientes y actúas. Experimenta hoy la renovación en tu forma de pensar, y observa cómo renovando tu mente tu día entero es cambiado para mejor.
Lectura Complementaria: Romanos 8
Por Craig Denison