Haz el bien

“No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo” – Proverbios 3:27

Cuando hablamos de hacer el bien o de hacer favores a otro, muchas veces vienen a nuestras cabezas ocasiones en las que nos hemos negado o escusado para no hacerlo, y la Palabra de Dios nos habla con este versículo que no debemos negarnos a hacer el bien cuando podemos hacerlo.

Aun es más especifica la Biblia en decir que no dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy. Muchas veces no queremos ayudar a quien nos pide ayuda por pereza o mala voluntad, porque no te agrada aquella persona que ha recurrido a ti, por envidia o por alguna otra razón, y lo que te puedo decir hoy es que si no lo haces está muy mal de tu parte, primero porque estás dando un mal testimonio de quien dices creer y porque hieres a quien necesita.

Proverbios 11:25 dice que “el alma generosa será saciada”, entonces si tú haces bien a quien te lo pide vas a tener una muy buena remuneración. Pienso en todas las veces que nuestras mamás piden nuestra ayuda en el hogar, ¿te niegas a hacerlo?, ¿lo dejas para más rato?, ¿estás siendo una hija que se niega a hacer el bien a su propia madre?

Suena muy fuerte, pero muchas veces tenemos mucha más disposición con nuestras amistades que con nuestra propia familia. Te animo a hacer el bien ayudando en tu casa en lo que puedes hacer, porque en esta lectura de Proverbios capítulo tres dice que el Señor abomina a los perversos (3:32) y estoy segura de que tanto tú como yo no queremos la ira y mucho menos la abominación de Dios sobre nosotras.

Sé una hija, una amiga, una hermana que siempre esté dispuesta a ayudar, una joven a quienes otros puedan recurrir porque tienes un buen testimonio de ayuda al prójimo y de cumplir con lo que te propones, siendo diligente y amoroso.

Dios se encargará de recompensar todas tus buenas obras, tus buenas actitudes con los demás y de seguro que también te vas a ganar el aprecio de muchas personas. 

No seas tentada por el mal, por ser alguien de mala voluntad, envidiosa, perezosa y refunfuñona. Agrada a Dios y sirve como lo hizo Jesús cuando estuvo en la tierra, nunca negándose a nadie y ayudando a todo aquel que se lo pedía.

Por Andrea Donoso

 

Loading controls...